/Almohada caliente /
/ Cobija sucia /
/Cama estrecha /
/ ¡Olvida Dolores! /
/ Menos… /
/ Presentes en cabezas enanas. /
Por: Consuelo.
/ Cobija sucia /
/Cama estrecha /
/ ¡Olvida Dolores! /
/ Menos… /
/ Presentes en cabezas enanas. /
Por: Consuelo.
Cuando Camilo -viudo de Camila- sollozó botas iluminadas -sin velas ni fósforos- ¡Rey Midas! (¿O reina?). Pintura rupestre escondida en altísimos cuevones…
-¿Dijiste encontrados?
-Perdón, “encontrados”
…los artistas amándose ¡irresponsables! preferían jubilar sus penas -dedales- fingiendo dolor asolapado… nuevo. Para colocar repisas rotas en el estómago.
-Otra chica artista llegó tarde.
-¿Se quedó ahogada solita? ¡Pobre!
-Chica millonaria sin ojos pequeños (acabados de perder).
Desde que sentiste despertar aquellos artistas, sentimientos encontrados amanecen (Lagañosos junto al –pelado- desierto árido).
-¿Roto en quince pedazos?
-¡Uno tras otro!
-¡Muchacho!
-¿Qué?
-¿Gustas?
-Sorry.
-¡Ah, sabes!
-Dime “Inglés”.
-¿¡Discreto!? ¿¡Pausado!?
-Elegante.
Camiseta rosada, estampada por pigmeo -pobre pero especial- creativo maligno (desintencionado).
-Por…
-¡Esa senda!
-Chaqueta de cuero.
-¿Orgulloso?
-¡Sin musitar!
Había treinta y cinco mujercitas rellenas…
-¿Con avena fría?
…verde y menos sabrosa.
-¡¿Qué?!
-Tus hijas bonitas, nacientes en…
-¡¿Y?! ¿Ellas y sus cachorros?
-Mojaditos. (Olían a la magnolia rosada del último jardín).
-¡Macarrón rojizo!
-Tú estabas avergonzada anoche.
-¿Sola?
-Triste por tu mala conducta. Pero vino ese caballero perverso…
-¿Guapo? ¿Alto? ¿Romántico? ¿Blanco?
-¡Apestoso! (Con sabor a papaya sin pepas)
Pisas mis cosas nuevas para adueñártelas, aunque… ¡Yo sólo te miro despacito! ...eso encanta a mi persiana morada. Lucía, camina antes del cuadro brillante, pintado (ayer) por pigmeos.
-¡Ese chiquito! Pendenciero (asustado y dubitativo), cada martes venenoso y tenebroso caía menos...
-¿Gotitas amarillas? ¿Tibias? ¿Saladitas?
-…su tapa manchada (Derretida, descascarada, sin moho).
-¡Descuidado!
-¡Oh! ¿Quién es?
-El catarro furioso.
-¡¿Qué?!
-¡Toca esas piernas peludas!
-¿Tuyas? Mmm…¡Suave!
-¡Cómo algodón barato enredado entre cabellos mejores!
-¿Oliendo sus perfumes olvidados?
-En cepillos desde la mesa solapada. En aquel apartamento acabado de demoler.
-Él no está muerto.
-¿Sino?
-Vivo.
-¿En la casita de vainilla creada para el niñito?
-¡Tonto! ¿Qué piensas?
-Dormido.
Lucía amaba cabezas calvas -como la ciruela pasa- y sonríe diciendo: ¡Mangos, vengan rápido!, ¡Miren! ¡Duraznos chistosos! Jugosos, cayendo velozmente hacia manos deformes que sólo saben licuar bananos dañados.
-Pero…
-¡Pera!
-Horrible, esa nevera me asusta mucho.
-Crees que conoces todos mis congeladores adentrados?
-¡Ja!
-Mi querida mente, hoy entendí…
-¡Nada!
-Peor. Sentí mucho.
-¡Ridículo! (dijo)
-Acéptalo bobo. Termínalo de entender
Una lágrima siempre sale patinando salada, ¡Zigzagueando! El reo afeminado, pintado con labial turquesa, (igual al salmón enlatado que compré, sonámbula) hablaba con Tomás Bueno.
Sin estómago sonando, desesperado por exiliarse lejos… de usted.
-¿Dijiste encontrados?
-Perdón, “encontrados”
…los artistas amándose ¡irresponsables! preferían jubilar sus penas -dedales- fingiendo dolor asolapado… nuevo. Para colocar repisas rotas en el estómago.
-Otra chica artista llegó tarde.
-¿Se quedó ahogada solita? ¡Pobre!
-Chica millonaria sin ojos pequeños (acabados de perder).
Desde que sentiste despertar aquellos artistas, sentimientos encontrados amanecen (Lagañosos junto al –pelado- desierto árido).
-¿Roto en quince pedazos?
-¡Uno tras otro!
-¡Muchacho!
-¿Qué?
-¿Gustas?
-Sorry.
-¡Ah, sabes!
-Dime “Inglés”.
-¿¡Discreto!? ¿¡Pausado!?
-Elegante.
Camiseta rosada, estampada por pigmeo -pobre pero especial- creativo maligno (desintencionado).
-Por…
-¡Esa senda!
-Chaqueta de cuero.
-¿Orgulloso?
-¡Sin musitar!
Había treinta y cinco mujercitas rellenas…
-¿Con avena fría?
…verde y menos sabrosa.
-¡¿Qué?!
-Tus hijas bonitas, nacientes en…
-¡¿Y?! ¿Ellas y sus cachorros?
-Mojaditos. (Olían a la magnolia rosada del último jardín).
-¡Macarrón rojizo!
-Tú estabas avergonzada anoche.
-¿Sola?
-Triste por tu mala conducta. Pero vino ese caballero perverso…
-¿Guapo? ¿Alto? ¿Romántico? ¿Blanco?
-¡Apestoso! (Con sabor a papaya sin pepas)
Pisas mis cosas nuevas para adueñártelas, aunque… ¡Yo sólo te miro despacito! ...eso encanta a mi persiana morada. Lucía, camina antes del cuadro brillante, pintado (ayer) por pigmeos.
-¡Ese chiquito! Pendenciero (asustado y dubitativo), cada martes venenoso y tenebroso caía menos...
-¿Gotitas amarillas? ¿Tibias? ¿Saladitas?
-…su tapa manchada (Derretida, descascarada, sin moho).
-¡Descuidado!
-¡Oh! ¿Quién es?
-El catarro furioso.
-¡¿Qué?!
-¡Toca esas piernas peludas!
-¿Tuyas? Mmm…¡Suave!
-¡Cómo algodón barato enredado entre cabellos mejores!
-¿Oliendo sus perfumes olvidados?
-En cepillos desde la mesa solapada. En aquel apartamento acabado de demoler.
-Él no está muerto.
-¿Sino?
-Vivo.
-¿En la casita de vainilla creada para el niñito?
-¡Tonto! ¿Qué piensas?
-Dormido.
Lucía amaba cabezas calvas -como la ciruela pasa- y sonríe diciendo: ¡Mangos, vengan rápido!, ¡Miren! ¡Duraznos chistosos! Jugosos, cayendo velozmente hacia manos deformes que sólo saben licuar bananos dañados.
-Pero…
-¡Pera!
-Horrible, esa nevera me asusta mucho.
-Crees que conoces todos mis congeladores adentrados?
-¡Ja!
-Mi querida mente, hoy entendí…
-¡Nada!
-Peor. Sentí mucho.
-¡Ridículo! (dijo)
-Acéptalo bobo. Termínalo de entender
Una lágrima siempre sale patinando salada, ¡Zigzagueando! El reo afeminado, pintado con labial turquesa, (igual al salmón enlatado que compré, sonámbula) hablaba con Tomás Bueno.
Sin estómago sonando, desesperado por exiliarse lejos… de usted.
Hachas filudas (gigantescas) cortan mi corazón izquierdo sin tocar el derecho. Cuando tú respiras (solamente burbujas adoquinadas) con esa fragancia preferiblemente…
-¿Tibia? ¿Rosada?
-¡Mejilla con sabor a chocolate y dulce!
-¿De leche?
-Cortada.
-¿En ese momento triste?
-¡Finito! ¡Se terminó de acabar su juguito!
-¿Rojo?
-Caliente.
-¿Qué, preparó?
-De prisa, ¡Cansado!
-¿Sucio?
-...estabas amigo, pero…
-¡No más!
Oías preciosas hierbas sembradas encima de tus rudas alpargatas (moteadas) por un caldo sabroso ¡Hirviendo!
-Hirviente pensador clásico, sabías derrochar cumplidos coquetos…
-¡Mentirosos cumplidos sin color verdadero!
-…más, sabrás decir (ciertamente) palabritas iluminadas.
-Grotescas para ella (mensa, redonda ilusa, gorda).
Creía que era menos preferible nadar despierta y lavar su uña sucia en decenas de espaldas.
-¡Verano, verano! ¡Caliente esas florecitas bulliciosas sembradas en barro!
-Piel morena, eres llorona como niñita estrella.
-Apagada estaba…
-¿Intentando respirar caramelos atorados?
-…sin poder salir de su anhelo fogoso.
-¡Rompe con todos los gorros baratos obsequiados antes de reinventarse Buenos Aires!
Una solución perfecta, inmediata, correcta. Desesperada por Recoleta, buscando razones efectivas para comprar permanencia en Buenos Aires.
Él quisiera alcanzarla (fingiendo). No entiende cómo hacerlo. Pensaba quererla, correr despacio por Belgrano y así llegar antes a la Facultad de Diseño y luego, saltar por amor al río helado –profundo- para ser empapado hasta entender que ella seguía buscando pescados y lanzaba fresitas como medialunas en jarritos (transparentes).
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Gracias a F3!
Gracias a F3!
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